Hace meses que no escribo por aquí, y creo que la situación lo amerita ya que hay mucho que decir.
Al igual que ustedes, mi país (Perú) ha sido golpeado y gravemente afectado por la pandemia que estamos viviendo. Como a casi todos los países, nuestro presidente nos impuso una cuarentena que se vio más de una ocasión extendida, a causa del gran aumento de cifras de contagios y fallecidos. Se tuvo que cancelar todo tipo de evento o actividad que reúna gran cantidad de personas. Por un tiempo, se apagaron los reflectores. No volaron los aviones. No rodaron los balones.
Es cierto que es muy complicado estar todo el tiempo en casa. Las horas nunca han sido tan eternas, ni la ansiedad tan persistente. Sin embargo, siempre ha prevalecido mi pensamiento de cuidar al que esta en la habitación del costado o detrás de la pantalla de celular. Por eso, como yo, la gran mayoría respetó toda norma impuesta con la finalidad de pronto volverse a abrazar, ''cuando pase esto''.
Poco a poco a poco se han ido restableciendo algunas actividades, muchas han sido pisoteadas y nada acatadas como eran de esperarse. El vecino empezó a salir después del toque de queda, la señora comerciante subió al bus sin protector facial y el amigo que ansiabas ver no se lavó las manos al llegar a tu casa.
''Vuelve el fútbol nacional a puertas cerradas'' dijeron los noticieros hace poco más de un mes. La gran mayoría se emocionó, y ¿cómo no? si es el deporte que a muchos nos da alegrías, nos distrae, nos une y en casos como el mío, nos da de comer.
La reanudación de la Liga 1 me devolvió tranquilidad, pues se va a realizar en Lima. Y eso, conlleva a poder estar un poquito más cerca de mi padre, el es asistente técnico de un equipo con sede principal en provincia. Ya se imaginarán lo difícil que han sido para nosotros todos estos meses. Sin embargo, he seguido de cerca la preparación del equipo en el que él trabaja (puedo decir que están haciendo todo muy bien), no hay ningún infectado, los pagos están al día y todas las gestiones del traslado del plantel han sido excelentes.
Por otro lado, no faltaron los casos preocupantes. El pelotero que se hizo noticia por actitudes irresponsables que no tienen nada que ver con el fútbol o el equipo que tuvo más de un caso positivo a la prueba molecular previo a un encuentro. La FPF tomo decisiones en ambos casos, uno de ellos fue suspender el encuentro que tenía el equipo al estar infectados gran mayoría del plantel.
La gota que derramó el vaso fue el realizado por un grupo de hinchas que se juntaron a las fueras del estadio para alentar a su equipo previamente y durante el primer partido de la fecha 7, cometiendo varias faltas y exponiendo sus vidas y las de los policías que los intervinieron.
Todos estos hechos fueron los causantes de que hace unas horas el IDP como la FPF se vieran en la obligación de cancelar todos los partidos restantes de este fin de semana y probablemente a cancelar el torneo de manera indefinida. Lo cual traerá mucha pena y desaliento para los que trabajan bien y esperan poder disfrutar del deporte que más los apasiona.
Es ahora cuando la frase ''el deporte es el reflejo de la sociedad'' cobra sentido. Una sociedad como la nuestra, acostumbrada a la informalidad y el desacato traerá con ella consecuencias como esta. Podrán encontrar la vacuna para el COVID- 19, pero... ¿habrá vacuna que nos proteja de la informalidad?
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