miércoles, 15 de febrero de 2017

#116AñosdeGloria

Recuerdo claramente la primera vez que pise el estadio de Alianza Lima. Fue uno de los días más especiales de mi vida, pues mi hermano formaba parte del equipo de la división de menores, y aunque para muchos no era la gran cosa, para mi familia significaba mucho.                                                      
Él era el más contento, y yo sin entender bien lo que para él significaba vestir los colores azul y blanco de su camiseta, compartía su alegría con una enorme sonrisa. Recuerdo también que desde que llegué al estadio todos nos recibían con cariño. Y eso hizo que me sintiera en familia. Que Matute me adoptara y me sintiera como en mi casa. 

Ese día mi hermano anotó su primer gol con el equipo. y lo celebró como nunca. Mi mamá, mi papá y yo nos abrazamos y pude comprender lo significaba ser de Alianza. Muchos pensarían que luego de ese día no me gustaría volver al estadio, pero se equivocaron. Porque desde ese momento siempre acompañe a mi hermano a cada partido (y después nos quedábamos a ver al primer equipo).                         
Porque ser de Alianza es más que hinchar por un club de fútbol, es compartir momentos buenos, momentos malos junto a los que más quieres. Es una forma de vida. Es más que un triunfo o algún campeonato, más que un sentimiento. Para algunos es casi una tradición religiosa. Es caminar por la calle y ver una camiseta aliancista al frente tuyo y aún sin conocerlo(a) dar una sonrisa ya sea interna porque alguien siente lo mismo que tú.  Es abrazarte en la tribuna y formar un abrazo de gol con cualquier desconocido que tenga puesta la camiseta blanquiazul. 
Alianza Lima es el negro, el blanco, el cholo, el criollo, el de la selva o el extranjero que adopta sus colores y se contagia de su alegría y pasión. El Perú es Alianza  Lima, pues es más que ganar campeonatos así como sea, no, Alianza es ganar pero ante todo divertirse en lo que uno hace, es decir disfrutar del juego alegre.
 Es 15 de febrero y hoy es el verdadero día del amor para la mitad del país. El cielo es azul y blanco y son los colores del equipo del pueblo. 


Gracias papá, por hacerme aliancista e inculcarme ese amor. Gracias hermanito, por permitirme acompañarte a cada partido mientras formaste parte de esta linda institución. Gracias a mi familia, por compartir este sentimiento sin explicación y aguantar mis gritos cada vez que celebro el gol de mi equipo querido.
Feliz día para todos los blanquiazules que como mi familia comparten este amor incondicional, que no es para cobardes. Porque vayan a donde vayan, Arriba Alianza siempre escucharán.


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