Por:
Marjorie Lucero Espinoza
Nilson
Loyola nació un 26 de octubre 1994, nacido para que sus sueños sigan un balón y
terminen en un glorioso arco de éxito.
Nilson
juega con el alma dentro y fuera de las canchas, lo lleva en la sangre, tiene
como apellido fútbol y dice presente con orgullo, es un hombre que juega en el
Perú y para el Perú, es de esos diamantes que están escondidos, pero brillan
con intensidad por mas lejos que los veas.
Su
estadía en la cancha representando a su país es aprovechada con rojo de pasión
y blanco de orgullo, la oportunidad es grande y el la asimila a la perfección,
sus jugadas son asertivas para llevar a su equipo a la victoria, lateral
izquierdo es su posición.
¿Su
mayor logro? Ya lo consiguió, a sus cortos 23 años ya puede decir que fue a un
mundial a representar a su país, su amor por el balón y su gran desempeño lo
llevo a la nación mas extensa del mundo donde la superstición es parte de sus
habitantes.
Ciencias
del deporte fue lo que estudio durante seis ciclos de la universidad, se siente
orgulloso de haber llegado hasta allí, por que ahora es futbolista profesional,
profesional en su pasión, profesional en hacer lo que ama.
-Nunca
pensé en llegar hasta aquí-
De
niño jugaba en divisiones menores para quien fue su primera camiseta “el
Cristal”, sus mejores recuerdos los tiene allí, por que no sé imaginó llegar
tan lejos y que los niños que compartían con él en el extenso campo verde, son
sus compañeros que están en la selección y son parte del grito clamoso de la
gran hinchada peruana.
Aún
sigue sin creérsela, aún no asimila que llego muy lejos, pero Nilson seguirá
representando al Perú en todas las grandes oportunidades que tenga en todas las
veces que se necesite de su presencia en las canchas, porque lleva tatuado
fútbol de color Perú.